

Somos el legado de una pasión, el fruto del trabajo de generaciones y la promesa de llevar la excelencia a tu mesa. Nacemos del corazón de dos hermanas, orgullosas descendientes de una familia caficultora arraigada en las fértiles tierras de Cúcuta y Ocaña, Norte de Santander. Nuestra historia se entrelaza con el espíritu emprendedor de nuestro abuelo, Pablo Rodriguez, quien nos enseñó el valor de la tierra, el aroma del grano recién tostado y la felicidad que el café trae a cada hogar.
Producido en el occidente de Cundinamarca, este café representa una tradición cafetera de más de 80 años. Su proceso artesanal, desde el cultivo hasta la taza, ofrece un café de alta calidad con un sabor equilibrado y auténtico.
Elaborado con prácticas sostenibles y tecnología ECOING de Ingesec, permite ahorrar hasta 48 litros de agua por libra producida, contribuyendo al cuidado del medio ambiente y a una producción responsable.
El café Geisha destaca por su complejidad aromática y gustativa, ofreciendo una experiencia sensorial única. Su sabor distintivo y la dificultad para cultivarlo lo convierten en una variedad muy deseada por los amantes del café de especialidad y los profesionales del sector. Es cultivado a 1700 metros sobre nivel del mar, fruto cosechado y seleccionado grano a gano, tostado en pequeñas cantidades para lograr un producto fresco con un equilibrio perfecto entre sabor, cuerpo, aroma.
Trabajamos de la mano con caficultores de Ocaña, Cúcuta, Sasaima, Cundinamarca, Huila y Buenavista, valorando cada etapa de su labor, desde la delicada siembra de la semilla hasta el momento en que el grano llega a tu taza.
No solo compramos café; construimos relaciones, apoyamos el desarrollo local y contribuimos al bienestar de las comunidades caficultoras.